La atención a la mujer embarazada de hecho debería empezar antes del embarazo.
Conocer el estado de salud, detectar posibles enfermedades silentes y mejorar el control de las enfermedades ya conocidas, tanto prevalentes en nuestra población, como la diabetes o hipertensión, o de otras como las enfermedades del tiroides, autoinmunes, infecciosas, del esfera anímica, los hábitos tóxicos, estado nutricionales, ingesta crónica de medicación, etc ... así como indicar las vacunaciones recomendadas, disminuirá el riesgo de patología durante el embarazo tanto para la madre como para el bebé.
Por otra parte durante el embarazo se puede poner de manifiesto enfermedades no conocidas previamente o descontrolarse las ya conocidas, así como presentado patologías propias del embarazo como la pre eclampsia o eclampsia.
La mujer embarazada seguirá los controles establecidos por su ginecólogo y médicos habituales. El médico internista atenderá a las pacientes de riesgo en coordinación con su ginecólogo y los médicos especialistas en su patología de base, en caso de presentarla.