El confinamiento por la crisis sanitaria mundial del coronavirus redujo la posibilidad de realizar actividades al aire libre o de simplemente estar expuestos al sol. El estar encerrados en casa ha causado una carencia de vitamina D en una gran parte de la población. Esta vitamina se obtiene principalmente a través de una dieta saludable y la acción de radiación de los rayos ultravioletas del sol.

Ahora que se puede salir a la calle y realizar actividades en el exterior es importante también mantener una dieta rica en vitamina D. Esta vitamina es una de las vitaminas liposolubles imprescindibles para el cuerpo ya que interviene en numerosas funciones metabólicas, principalmente en la absorción del calcio y en la formación del hueso. Desde el Servicio de Endocrinología del Hospital Universitari General de Catalunya nos explican que, aunque la mejor manera de mantener un buen nivel de vitamina D es a través de una correcta exposición solar, a través de la alimentación también podemos reforzar y mejorar el aporte de esta vitamina para nuestro organismo.

La dosis recomendada de vitamina D al día es de entre 800-1.000 Unidades (UI) que se pueden obtener a través de los alimentos que ingerimos. Son pocos los alimentos que contienen altas concentraciones de esta vitamina, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, estos son: el pescado azul principalmente: el salmón (360 UI), la caballa (345 UI), las sardinas en lata (245UI) y el atún (145 UI). Otros alimentos con menor aporte vitamínico son: los huevos (la yema mayoritariamente), el hígado de vaca, las setas, el aguacate, mariscos (ostras, gambas y langostinos), y productos lácteos (leche, queso y mantequilla).

Un déficit de esta vitamina en el organismo puede tener graves consecuencias, principalmente en los huesos haciendo que estos se debiliten, deformen o causen patologías mayores como la osteoporosis. También se ha demostrado que unos buenos niveles de vitamina D ayudan a mantener un sistema inmunológico fuerte y puede ayudar en la prevención de enfermedades crónicas y el cáncer.

Disponer de unos niveles mayores o menores de esta vitamina depende de muchos factores como la pigmentación de la piel, las horas de exposición solar o el tipo de dieta y estilo de vida. Pero, a partir de los 60 años o en el caso de personas con problemas óseos o malabsortivos, el dr. Puig recomienda una visita médica para valorar si es necesario tratar este déficit mediante algún tipo de suplemento vitamínico. En cualquier caso, antes de tomar un suplemento o preparado con vitaminas es importante consultarlo con un médico.