Este tipo de alteración está caracterizada por una desagradable sensación de incomodidad en las piernas durante los períodos de reposo y, generalmente, antes del inicio del sueño.

Es característico que estas molestias disminuyan o desaparezcan con el movimiento de las extremidades inferiores. Esto ocasiona dificultades para iniciar el sueño, y da lugar a un insomnio de inicio.

Muy frecuentemente se asocia a un mioclonus nocturno, y precisamente por un despertar nocturno puede volver a aparecer la sensación de "piernas inquietas". Es muy importante entender que "no son rampas, ni dolor, ni problemas en la circulación" sino una sensación real de "inquietud". Es vital para los pacientes la necesidad de movilizar las piernas con el fin de mejorar esta desagradable sensación.

Este trastorno puede llegar a ser grave cuando alcanza una fase avanzada, ya que la persona no puede estar acostada para dormir, y lo que un principio pueden ser molestias termina convirtiéndose en un dolor.

La intensidad varía según los casos. Puede aparecer, de forma ocasional incluso en formas gravísimas que conducen a una incapacitación, ya que al no poder conciliar el sueño, a pesar de la "gran cantidad de sueño que se acumula", el paciente llega a ser tildado de "enfermo psiquiátrico" cuando no se conoce este síntoma. Normalmente es observable en distintos miembros de una familia, y ocasionalmente también se manifiesta durante el día (aunque siempre de forma más llamativa durante la noche).

Durante el día es mucho más llevadero porque la sensación de inquietud no modifica la vigilia. Simplemente, el paciente se levanta de donde está y realiza unos cuantos pasos, lo que hace ceder la sensación desagradable.

Hoy en día existe un tratamiento médico eficaz para esta enfermedad.