La sarna es una enfermedad contagiosa provocada por un ácaro de 8 patas, 10 pares de espinas, cabeza redonda, que mide de 330 a 450 mcm, llamado Sarcoptes scabiei que afecta exclusivamente a humanos, puede provocar enfermedad discapacitante y está asociada a un cierto grado de mortalidad. Fue muy frecuente en la edad media y en nuestro medio registró un importante aumento sobre todo con la pandemia de la Covid-19 registrándose brotes institucionales en centros de acogida, prisiones, residencias de personas mayores, centros de salud mental o guarderías, entre otros. El porcentaje de curación potencial alcanza el 100% aplicando el tratamiento adecuado.

Los casos de sarna se han multiplicado en Cataluña en los últimos años. Con toda probabilidad, este incremento se ha visto influenciado por el refuerzo de la vigilancia epidemiológica que en 2018 la subdirección general de Vigilancia y Respuesta de Emergencias, de la Agencia de Salud Pública de Catalunya, elaboró el procedimiento de actuación ante brotes en el ámbito sanitario, tras brotes de sarna que registrados en centros hospitalarios lo que llevo a una mayor sensibilización de los profesionales y un aumento de las notificaciones. En 2022 se redactó el Protocolo de Prevención de la Escabiosis. Así lo ha explicado el jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Universitario General de Cataluña, Dr. Antoni Campoy quien añade que "si bien entre 2015 y 2017 la mayoría de brotes se producía en instituciones no sanitarias, entre 2018 y 2022 estos se originaban fundamentalmente en el ámbito familiar". Aunque la prevalencia real se desconoce, se estima una prevalencia global de 300 millones de afectados en todo el mundo.

Campoy explica que la hembra de este ácaro dobla en tamaño al macho y hace túneles en la epidermis, la capa más superficial de la piel, que es el lugar donde copula y deposita los huevos, entre 40 y 50. Una vez finalizada la puesta de huevos, la hembra muere. El ciclo vital dura entorno a los 18-20 días, y las fases son huevo, larva, ninfa y adulto. El 10% de los huevos llega a adulto. Las larvas salen a través de la piel al tercer o cuarto día, excavan el epitelio y a los 12-16 días ya son infectantes.

En un infestado de sarna suelen haber entre 10 y 15 parásitos simultáneamente. La sarna se contagia de humano a humano, por contacto directo y prolongado con una persona que está infestada. Esta persona puede tener o no los síntomas ya que el periodo de incubación suele ser largo, desde el contagio hasta las primeras manifestaciones pueden pasar de 3 a 6 semanas.

El contagio es más frecuente en personas que conviven en familia, en instituciones geriátricas o centros de acogida y, sobre todo, por contacto sexual. Sin embargo, es posible, aunque poco habitual, el contagio por estrechar la mano, por un abrazo o por el contacto de la ropa o sábanas.

¿Cómo identificarla?

La sarna se manifiesta con erupciones, rojeces, granos, descamaciones y picazón en la piel. El picor se intensifica por la noche –ya que es cuando la hembra pone los huevos-, incrementa en situaciones de calor como puede ser después de una ducha caliente. Puede abarcar prácticamente todo el cuerpo, aunque en los adultos no suele afectar a la cara y cuero cabelludo ya que estos parásitos evitan áreas con muchos folículos, a excepción de los lactantes. Resulta típica su presencia en muñecas, tobillos, cara interna de los dedos de manos, muñecas, antebrazos y codos, en pliegue axilar y submamario, en areola mamaria, abdomen, genitales, alrededor del ombligo, pies, muslo, nalgas, ombligo, ... En los niños afecta en cara, cuello, palmas de las manos y surco interglúteo.

Las manifestaciones en casi todo el cuerpo se deben a una reacción de hipersensibilidad al contenido de los surcos como es el propio ácaro, huevos, excrementos y residuos que provoca el parásito. El número de ácaros en la mayoría de los pacientes es limitado (10-15).

Para diagnosticar la sarna, el dermatólogo historia al enfermo sobre la clínica y sus contactos, el síntoma guía es el prurito, comprueba la existencia de surcos en la piel ya que si los hay, el diagnóstico positivo es altamente probable. También se puede confirmar mediante el test de Muller que se realiza rascando una lesión específica y mirando por el microscopio donde se puede encontrar el ácaro, los huevos o sus deposiciones; o a través del dermatoscopio.

¿Como tratarla?

El tratamiento de la sarna es muy sencillo. La mayoría de los casos se curan con una crema antiparasitaria (permetrina al 5%) que se aplica durante la noche, ya que debe permanecer en la piel de 8 a 14 horas. Esto debe repetirse al cabo de una semana. Es importante que hagan el tratamiento todos los contactos sexuales del infestado y los que convivan con él. Otra forma de tratarla es con invermectina

El tratamiento con permetrina debe hacerse incluso si no se tienen síntomas, dado que el período de incubación es muy largo. Una vez hecho el tratamiento es frecuente que el picor tarde en desaparecer hasta 4 semanas. El ácaro, en condiciones normales, se muere entre las 24-36 horas si no está en contacto con la piel. Si la temperatura es fría puede durar más días.

Se recomienda lavar la ropa íntima, sábanas, toallas, muñecos y peluches con agua y jabón a 60º o ponerla en la secadora con un programa muy caliente unos 20 minutos y si no es posible, guardarla en una bolsa cerrada durante una semana. Hay que cambiar la ropa a diario, recogerla con bata, guantes y manga larga.

La sarna nunca se ha extinguido

"La sarna ha existido siempre y, contrariamente a lo que se piensa, puede afectar a cualquier persona de cualquier ámbito social", matiza Campoy. Es más frecuente en situaciones de hacinamiento".

El Dr. Campoy dibuja un futuro prometedor respecto a la escabiosis. En 2020 fue incluida en por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su hoja de ruta de enfermedades tropicales desatendidas 2021-2030 con la que se pretende bajar la incidencia y la prevalencia, reducir la mortalidad y morbilidad. En relación al tratamiento farmacológico ya hay una vacuna prometedora para la sarna en canes; el spinosad, un insecticida de origen natural producido por la fermentación de una bacteria actinomiceto denominado Saccharopolyspora spinosa, y la moxidectonina, aprobada por la FDA para la oncocercosis.